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Día 2

Hoy recibí las respuestas de la entrevista que le envié en formato digital a Camila Agudelo. La lectura de estas respuestas fue para mí una disociación con la forma en que he venido abordando el tema.

Si bien he sido consciente de que en la experiencia se adquieren conocimientos que los libros jamás van a advertir, me sorprendió encontrar ese dejo de desilusión con respecto al género documental por parte de esta directora de arte, esto me ha hecho reflexionar sobre la postura que hasta ahora he tenido en esta investigación y reconozco en mí un entusiasmo incontenible, que me impulsa siempre a valerme de toda la información que a mí llega para argumentar que sí es importante la dirección de arte en el cine documental, es otra cuestión ética que me confronta en este trabajo, porque no sé hasta qué punto sea pertinente o hasta donde deba guardar distancia con mis emociones para desarrollarlo.

Quizá a veces vea el planteamiento con ojos muy enamorados del rol de director artístico, pero me doy cuenta que es algo que está latente en todo lo que me rodea y que no tengo que ir demasiado lejos a escudriñar conceptos demasiado elaborados para justificar la idea, de hecho mi propia casa, aun siendo un espacio real, cotidiano y sin intervención de tramas ficcionales, tiene evidentemente un tratamiento de dirección artística, cada color y forma resalta aspectos de mi personalidad y además cumple una función determinada en mi interacción con el espacio y que de la misma manera sucede en cualquier espacio, aunque las personas no hagan consciente su forma de disponer las cosas que le rodean, todos los objetos, formas y colores están allí por algo.


Partiendo de esto he decidido que la próxima vez que visite a Octaviano me aventuraré a descubrir aún más su parte visual, quiero que me cuente su madre cómo decoraba la casa, qué colores le gustan y qué le hacen sentir, qué tipo de objetos le gustaban más cuando era niño, qué sensaciones le producen ciertas texturas, en fin…. Quiero saber de qué manera él podría volver a sentir ese calor hogareño de sus años pasados, de los que tanto habla, a través de como luce su casa o cuál es el ambiente ideal para él desde lo visual.


He estado leyendo el pietaje de las entrevistas realizadas por Alexandra, la directora, con el ánimo de identificar elementos clave de los recuerdos de Octaviano, que tengan una carga sensitiva y riqueza visual, pues ella me ha manifestado que lo que quiere que se resalte con la dirección de arte en este documental es la cantidad de información, recuerdos, conocimientos y sabiduría que tiene el personaje, encontré uno que me llama mucho la atención, porque de alguna forma constituye una metáfora de un momento emocional de su juventud y se puede traducir a imágenes u objetos presentes en el entorno del mismo.


“Yo creí que me moría de la depresión porque estaba tragado de esa muchacha que también estudiaba en Bellas artes. Pero ella hacía unas hechicerías con unos búhos, los currututús…. Una noche estando acostado en la cama entró una bola de fuego que me cogió por los pies y me sacudió. Y al otro día yo ya estaba bien, aliviado. La vi y ella estaba más alta de lo que era, dilatada y la veía en pleno día oscura por un lado y blanca por el otro.”


“Soñé esto: Que de por allá aquel lado en La Ilusión para arriba había una serpiente tan larga como un poste de luz y sacaba una lengua como de un metro. Ella iba por la orilla de la carretera, me miraba, jugueteaba y ella me acompañó hasta Los Rosales. Y yo me entré a una cantina y la serpiente también pero ya toreada, brava y abría la boca con deseos de tragarme. Entonces los campesinos que había ahí la cogieron a machete. Y me dijeron que me fuera pa’ la casa y descansara. Entonces yo me fui viniendo hasta llegar a unas pilastras. Estaba muy oscuro y yo no podía pasar esos rieles de hierro y empezaron a gritar de la cantina diciendo que la serpiente estaba viva y venía por mí. Cuando la serpiente llegó, aterrizó ahí frente a mí como a un metro de distancia. La cola hacia fuerza de derecha a izquierda. Y se empezó a enderezar y le salió cabeza, cabello, el tórax… Y era ella con el vestido azul. Entonces me miró de frente y después miró a la derecha mía y había otro señor. Yo lo veía como que era muy familiar, semejante a mí. Y resulta que él sí era novio de ella, y era primo segundo mío pero yo no lo conocía antes. Ella nos habló en el sueño. Dijo: Hagan conmigo lo que se les dé la gana cualquiera de los dos. Ahí desperté.”



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