Día 11

Cuan delicioso es hacer collages!

Terminando mi primer composición sobre el concepto de compañía, comprendí que una de las cosas que más disfruto en la creación de una propuesta artística es el primer momento intuitivo. Es inevitable sentir cómo erupcionan incontables chispitas amarillas en mi estómago y mi corazón baila batucada, al cortar, pegar, buscar, rasgar, pintar; me parece que convertir en imagenes las emociones es hacer magia, ya que ésta implica la habilidad de realizar cosas extraordinarias mediante trucos y juegos de manos. También he concluido que este ejercicio lleva necesariamente a un proceso de autoreconocimiento, en el cual se ponen en un plano conciente las percepciones que tengo frente a la vida, sentimientos que quizá estaban en reposo, experiencias que quedaron a medio camino, en fin... es escudriñarse a sí mismo, barrer los vericuetos y con hacer con su polvo un diseño conceptual y precisamente ayer estuve hablando con Alexandra, la directora, sobre el tema del reconocimiento, me doy cuenta entonces que es un proceso que no sólo estoy viviendo yo, sino también ella desde su rol, desde su necesidad expresiva y también Octaviano, desde los recuerdos que ha ido sacado a flote, desde los cuales se ha dado una suerte de aceptación de ciertas emociones que estaban guardadas y no se admitían completamente.